Nos habrá pasado tanto como trabajadores como empresarios que, tras meses de teletrabajo, nos preguntamos por qué echamos de menos la oficina o por qué nos gustaría volver al trabajo presencial. Hablamos de ese espacio de trabajo en el que parecía multiplicarse la productividad y la eficiencia, y que nos servía para socializar con nuestros compañeros y desconectar tomando el café. Pero, ¿es que nos hemos vuelto locos? Antes de que apareciese la nueva normalidad, seguro que jamás habríamos imaginado que íbamos a tener esta nostalgia. Si piensas que aún no te ha ocurrido, déjanos ilustrarte para ponerte en perspectiva.
Todo tiene su explicación del dicho “no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”.
Trabajar desde casa tiene sus ventajas, podemos emplear el horario en el que podamos sacar más partido a nuestro rendimiento, ahorrar tiempo y dinero en el trayecto diario de ida y vuelta, estar más tiempo con las personas convivientes y/o mascotas, pasar el día en pijama… Entonces, ¿por qué tendríamos que echar en falta un espacio de trabajo convencional alejados de nuestras comodidades?
¿Se ha convertido el teletrabajo en la opción predilecta a la hora de abordar la flexibilidad laboral o hay mejores alternativas?
Vayamos por partes.
La nostalgia de trabajar en la oficina
Según la encuesta realizada por Actiu cerca de un 73% de los trabajadores españoles le gustaría volver a su lugar de trabajo. Ahora bien, también reconocen que preferirían hacerlo con la condición de disfrutar de una mayor flexibilidad, es decir, de poder trabajar algún día suelto desde casa.
Algunos expertos en psicología y coachs de team building afirman que trabajar en un entorno laboral como la oficina genera un tipo de vínculo afectivo algo que, aparentemente, muchos están lejos de confesar.
Cuando este vínculo se desprende durante un largo periodo, aunque hagamos sesiones de videollamadas o conferencias online de manera periódica, el calor humano que conlleva el contacto entre personas y la organización se pierde. De hecho, muchas ideas creativas que surgían en una reunión de trabajo tras un brainstorming eran realmente efectivas con el contacto directo.
La oficina como lugar de trabajo para los empleados
Por parte de los trabajadores, la respuesta a la pregunta sobre por qué echamos de menos la oficina se justifica en las siguientes cuestiones:
- En “la oficina que teníamos” contábamos con una óptima ergonomía, es decir, con una adecuada adaptación del entorno de trabajo a las necesidades de cada uno. La distribución del mobiliario y la gestión del espacio de trabajo era la correcta. Entonces, por ejemplo, no teníamos que poner nuestro ordenador sobre la mesita del café y encorvar la espalda para escribir sobre el teclado.
- Podíamos cuidar nuestra imagen a diario y adaptar el código de vestimenta profesional. En cambio, con el teletrabajo, el mejor look pasa por una sudadera y, en la mayoría de los casos, el pantalón del pijama. Este gesto genera influencia en la motivación laboral o en la autoestima personal.
- Disfrutábamos de una rutina “más estable”: Unas personas son más defensoras de los horarios fijos que otros, quienes sienten en el trabajo una mayor flexibilidad para disfrutar de la conciliación familiar. Sin embargo, generalmente, las rutinas implican bienestar emocional y psicológico: somos más capaces de gestionar el tiempo, respetar los horarios de comidas, establecer pautas de descanso, etc.
- Socializábamos con los compañeros de trabajo, quienes nos complementaban con sus diferentes estados de ánimo y personalidades. En un equipo se suelen encontrar perfiles muy variados: el que cuenta chistes, el serio, el dicharachero, el mandón, etc.
El trabajo presencial para los empresarios
¿Y para los empresarios o empleadores? ¿Qué significaba para ellos contar con un espacio físico para trabajar?
Además de todo lo que hemos comentado por parte de los trabajadores, por parte de la persona responsable de la empresa o la empresa como ente en sí misma, significa mucho más.
La oficina es el espacio de trabajo en el que se representa la cultura y esencia de la empresa, un espacio en el que interconectar personas y recursos, así como la propia capacidad de la organización para representar una muestra de poder.
Enumeramos algunos de los beneficios de la posibilidad de contar con un espacio de trabajo profesional:
- Disposición de áreas cómodas especialmente diseñadas para desempeñar puestos de trabajo específicos y/o genéricos.
- Empleados más eficientes y productivos: Esto es debido a varios factores, como la falta de ruido o posibles interrupciones, la percepción del clima laboral, etc.
- Captación de talento y mayor éxito: Un buen entorno de trabajo supone una ventaja competitiva, es sello de compromiso y seriedad. Además, contar con un entorno laboral propicio favorece el poder conectar con nuevos profesionales, enriquecer nuestros negocios o hallar mejores oportunidades laborales.
“No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos."
Gestión eficiente del presencialismo laboral y nuevos modelos de trabajo
Muchas empresas han sabido adaptarse con ejemplaridad al home office. Sin embargo, en muchos otros casos los trabajadores sienten que no pueden desarrollar al 100% sus funciones, que carecen de determinado equipamiento o precisan de cierta disrupción para ser más productivos y rendir mejor.
¿Qué hacer al respecto?
Hoy en día existen nuevos modelos de espacios de trabajo, como el caso del Hot Desking, concepto al que muchos han llamado como el sustituto de las oficinas tradicionales. Este término parte de una innovadora forma de concebir el espacio de trabajo.
El hot desk consiste en escritorios compartidos que pueden usarse en un ambiente laboral abierto para quien lo precise en ese momento. Una opción que está cobrando cada vez más fuerza para freelances, comerciales o empresarios que quieren disminuir los costes de la oficina y ofrecer a sus empleados un complemento al teletrabajo.
No obstante, también existen modelos laborales híbridos, como el hecho de poder usar una parte de la oficina convencional a los empleados de la empresa y otra parte a espacios de trabajo compartidos con otros profesionales que trabajen en “módulos”.
Sea cuál sea el caso, en Bookker defendemos una gestión eficiente del presencialismo laboral como respuesta a la situación excepcional que nos plantea la crisis de la COVID-19 en el trabajo.
Dado que el teletrabajo sigue siendo una opción necesaria en muchas ocasiones, no tiene por qué ser la única posibilidad si contamos con las medidas de prevención adecuadas y los recursos necesarios. Estemos donde estemos, y siempre y cuando podamos controlar el límite de aforo y la disponibilidad, podemos acudir a un coworking flexible o a espacios de trabajo compartidos gracias la gestión de una aplicación.
Ya lo dijo Teresa de Calcuta, “es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos”.